¿Modo koala o leopardo de las nieves? El prefacio.

¿Modo koala o leopardo de las nieves? El prefacio.

mala koala prefacioÚltimamente, he estado reflexionando un poquillo sobre cómo me relaciono con los demás.

Esto os lo comento así, de estranjis, no vaya a ser que el Doctor C. se entere y luego, hala, otra bronca, porque me dice que trabajo mucho el INSIDE, pero que lo otro lo llevo regulinchi.

Intuyo por pura eliminación que eso otro será mi OUTSIDE, y no sé que tiene de malo mi exterior, que no hay más que verme. ¡Yo más ya no puedo hacer! Cuatro capas de rímel por ojo, cinco horas diarias dedicadas a mi pelo, seis cambios de modelito antes de salir de casa… ¿pero qué mas quiere este hombre con el outside ese, por dios?  Pues nada, empeñado está en que deje lo del inside, que ya he reflexionado toda mi vida y que eso es mucho tiempo. (Un momento, me riñe y ¿encima me llama vieja? ¿Pero de qué va este tío?)

Perdón, que me estoy yendo por las ramas, cosa que no pretendía; dejando claro de antemano que me ocurre en muy contadas ocasiones como bien sabréis. La gente que bla bla bla bla blaaa…me da una pereza indescriptible, inefable, inenarrable. No sé quién puede ser así.

Así que como os decía, he llegado a la conclusión de que solo sé socializarme de dos modos antagónicos: como un koala o como un bicho raro. Lo cual me da pie para narraros otro pequeño apunte sobre el título de este texto.

En primer lugar, yo quería plantear una dicotomía entre ser muy sociable o no serlo en absoluto. Me pareció graciosa la idea de establecer una comparación con una animalillo. Así que le pregunto al Costi: “Cari, ¿qué bicho hay por ahí que sea asocial? Solo se me ocurre el lobo estepario”.

Qué ingenua había sido, solo a mí se me ocurre hacerle una consulta de ese tipo. A él. Pregunta de esta índole. Repito, a él.

“¿El lobo estepario?”-me dice-.“¿Pero tú no ves que los lobos atacan en manada? Necesitan estar en compañía”. Perdone usted, señor Rodríguez de la Fuente. Si bien no se quedó tranquilo del todo y me pregunta por el animal que había elegido como sociable y amoroso. “El koala”, -le respondo-.

[Gira su cabeza 180 grados a velocidad del rayo y con mirada de indignación me replica]:

“¿¿¿¿¿¿EL KOALAAAAA?????”

“¿¿¿¿¿¿EL KOALAAAAA????? ¡Pero si el Koala es arisco y solitario!”

“¿Pero cómo va a ser arisco y solitario, SI HAY UNOS PELUCHES QUE SON UNA MONADA?”. ¡Toma mi criterio de cientifífica experta en biología general! “Pues sí, mira, aquí lo pone en este ranking de animales poco sociables. El koala está de segundo”. Me daba igual, para mí el koala es una pocholada; abrazadito siempre a su árbol, a su cuidador del zoo de Melbourne o a la reina/ex-reina doña Sofía.

Porque a ver si aclaramos el temita de una vez: qué morro la tía esta, ¿no? Que si le daba el biberón a Chu-Lin, el oso panda de Madrid; que si coge en brazos a los koalitas, que si le da de comer a un bebé gorila…Mira, guapa, a ver si te atreves a acariciar una rata de alcantarilla. Si amamos a los animales, amamos a los animales. A ver qué va a ser esto.

El Costillo seguía a lo suyo: “Bueno, pues pon el koala como animal cariñoso, pero puede que te salgan unos haters listillos avisándote de que te tenías que haber informado correctamente”. Uyyy, qué miedoooo. Sí, sí, seguro…seguro. Como pitoniso no tiene precio.

Aun así, por puro masoquismo, yo continuaba con mi interrogatorio: “Costi, ¿entonces qué pongo como bicho solitario?”, -le pregunto-. [SE ATUSA LA BARBA. ATENCIÓN: SIN DUDA VA A SOLTAR UNA LECCIÓN RESABIADA]. “Pues por ejemplo el leopardo de las nieves, que vive aislado en las cumbres del Himalaya, o en … en……bueno… vamos, en una cordillera de esas (sí, se ve que dominaba el tema), aunque entre sujeto y sujeto puede que haya ochocientos kilómetros de distancia, así que solo se juntan para echar un kiki. Y además, la hembra se pone de muy mala leche y ataca al macho” (si se pone en plan la Wikipedia como alguno que me sé yo, la leoparda cuenta con mi total apoyo).

La que he liado. Un tochazo para no hablar de nada.

Es mi firma de la casa. Pronto me copiarán el estilo.

Además, me viene fantástico para confesaros que en la Facultad me pusieron un fulgurante sobresaliente en un comentario de Valle-Inclán, pese a que debo aclarar que el profesor escribió con una semi-ilegible caligafría color escarlata lo siguiente: “Su comentario es soberbio, aunque debe evitar las divagaciones”. Vamos, que me enrollo.

Sabio señor, desde luego.

En el próximo episodio trataremos los koalismos, leopardismos y lo que se tercie.

 

 

 

 

2 comentarios

  1. Hola, me ha parecido muy original tu blog. Hay mucha gente que no se atreve a ser tan natural, así que te felicito.

  2. Author

    Oh, muchas gracias! Es lo único q me sale espontáneo: hacer el idiota. 😁
    Agradecidísima que me quedo.
    Un abrazo.😘

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