No sé si me estoy volviendo una insoportable o es que ya lo era antes, pero a medida que me voy haciendo mayor, más gili me pongo. Encima, así… rollo cascarrabias, que todo me molesta, que nada está a mi gusto y siempre rumiando en un tono de voz semi-inaudible, solo alcanzable por la raza canina . Lo que por estos lares llamamos ser un “rosmón” o una “rosmona”; término con mucha enjundia y de una riqueza léxica y semántica sin parangón. Yo ya adelanto que ser una rosmona tiene su truco. No se trata de quejarte todo el día, ni de ser la mártir de una generación.LEER MÁS